Santa Mónica, Madre de San Agustín
Hoy celebramos a una santa mujer y santa, como me gusta llamarla, el epítome de la esposa y madre católica. Santa Mónica era una mujer católica, sus padres la entregaron en matrimonio a un hombre pagano, Patricio, que vivía en su ciudad natal de Tagaste en el norte de África. Patricio tenía un temperamento violento y era infiel. Patricio criticó a su esposa por su caridad y piedad. Las oraciones y el ejemplo de Mónica finalmente convencieron a su esposo y a su suegra al cristianismo. Su marido murió en el año 371, un año después de su bautismo.
Mónica tuvo tres hijos, Agustín, Navigius y Perpetua. Navigus y Perpetua entraron en la vida religiosa, excepto Agustín. Mónica siempre estuvo preocupada por ver la vida revoltosa que llevaba su hijo. Durante un tiempo, ella se negó a dejarlo comer o dormir en su casa porque se había convertido en hereje. Una noche tuvo una visión que le aseguró que Agustín volvería a la fe. A partir de ese momento permaneció cerca de su hijo, orando y ayunando por él. A menudo se mantenía mucho más cerca de lo que Agustín quería. Mónica dedicó su vida a orar por sus seres queridos. Ella convirtió su sufrimiento en una oración gozosa y esperanzadora que llevó a su familia a la fe y nos dio el fruto más grande de sus oraciones, San Agustín; Obispo y Doctor de la Iglesia.
Reflexionando sobre su fiel oración y devoción a la misericordia de Dios:
Santa Mónica entendió su misión a través de la vocación a la que Dios la había llamado, la vocación del matrimonio y la maternidad. A menudo olvidamos que para cada gloria hay una historia. La historia de Santa Mónica fue trágica, se siente como si hubiera venido a este mundo a sufrir. Aunque nunca sabremos si alguna vez se victimizó (lo cual nos sentimos tentados a hacer cuando sentimos que Dios se había olvidado de nosotros), sabemos que ella ofreció su sufrimiento en oración al Señor. Siguiendo el modelo de nuestra Santa Madre María, quien también con la gracia de Dios pudo soportar el dolor del sufrimiento de su hijo.
Santa Mónica tenía una tarea: asegurarse de que su familia viajara al cielo con ella. Su obediencia, confianza en la misericordia de Dios y paciencia nos inspiran hoy. No sólo su marido y su hijo tuvieron sólidas conversiones a la fe sino que San Agustín es uno de los santos más influyentes y es Doctor de la Iglesia. Se dice que Mónica oró durante 17 años por la conversión de Agustín.
Su historia nos trae mucha esperanza en estos tiempos, donde el futuro puede parecer un poco borroso. Santa Mónica oró constante e intencionalmente. Ella sacrificó su propia vida por la conversión de su familia. No sólo se le concedió su petición para cada miembro de su familia, sino que Dios se superó con el don de la conversión de San Agustín. No somos diferentes a la valiente Santa Mónica. Nuestro Dios provee a su debido tiempo. Ninguna oración queda sin respuesta. Santa Mónica pudo presenciar el fruto de sus oraciones durante su vida. ¡Tener fe!
No tengáis ninguna inquietud, sino que en todo, con oración y petición, con acción de gracias, haced conocidas vuestras peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. ~ Filipenses 4:6-7
Santa Mónica, ruega por nosotros 🙏
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