La Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo
Por Karen Riobo
¡Feliz Fiesta de Cristo Rey! El último domingo del año litúrgico los católicos celebran la Solemnidad de Cristo Rey. Establecida en el siglo XX, esta fiesta da un reconocimiento especial al dominio que Cristo nuestro Señor tiene sobre todos los aspectos de nuestras vidas.
La Solemnidad de Cristo Rey nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre el Reino que Cristo vino a establecer.
Jesús respondió: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis siervos habrían estado peleando para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi Reino no es del mundo”. Juan 18:36
Su Reino se basa en la misericordia, el amor, la justicia y la esperanza. Él es todopoderoso y omnipresente.
Historia de la Fiesta.
En una época donde hubo un aumento en la negación de la existencia de Cristo, lo que simultáneamente condujo a un aumento del secularismo en toda Europa. El Papa Pío XI instituyó la Fiesta de Cristo Rey en 1925 para ser celebrada en toda la Iglesia universal en su encíclica Quas Primas . Pío XI deseaba contraatacar el surgimiento de dictaduras no cristianas (o nominalmente cristianas) en toda Europa y vio a los católicos siendo persuadidos por estos líderes terrenales. Estos dictadores también intentaron a menudo hacer valer su autoridad sobre la Iglesia.
El Papa esperaba que la institución de la fiesta tuviera diversos efectos. Ellos eran:
- Que las naciones vean que la Iglesia tiene derecho a la libertad y a la inmunidad del Estado (Quas Primas, 31).
- Que los líderes y las naciones vean que están obligados a respetar a Cristo (Quas Primas, 32).
- Para que los fieles obtengan fuerza y coraje con la celebración de la fiesta, recordándonos que Cristo debe reinar en nuestros corazones, mentes, voluntades y cuerpos (Quas Primas, 33).
El Reino de Dios; un lugar de Amor y Redención.
En Mateo 5:1-12, Jesús compartió con Sus discípulos una descripción detallada de aquellos para quienes se estableció el Reino. No desea estar con los poderosos sino con los pobres de espíritu. Él anhela descansar con nosotros para siempre en el cielo. Siempre que olvides quién es el verdadero Rey, lee este pasaje y consuélate porque Él se mantiene cerca de estos:
- Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
- Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados.
- Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
- Bienaventurados los misericordiosos, porque a ellos se les mostrará misericordia.
- Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
- Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios.
- Bienaventurados los que sufren persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
- Bienaventurados seréis cuando os insulten y os persigan y pronuncien toda clase de maldad contra vosotros (falsamente) por mi causa.
Es afirmativo y reconfortante saber que obedecemos y vivimos bajo el reinado de un Rey Siervo. Un rey que dio su propia vida por nuestra libertad del mal. En un pesebre improvisado nació un Rey Humilde que vino por los pobres y siendo dueño de todos. Un Rey Sanador que tomó nuestro pecado para que pudiéramos tener vida y vida en abundancia.
Para este tipo de Reino muchos discípulos son mártires y grandes santos. Hoy en día, los cristianos sirios, en particular, viven la opresión todos los días y son asesinados porque profesan su fe.
Dios nos anima a vivir nuestra fe con valentía y nos invita incluso en medio de nuestro sufrimiento y persecución a regocijarnos y alegrarnos porque nuestra recompensa será grande en el cielo. Su Reino no es de este mundo.
¿Está Cristo entronizado en tu corazón?
¡Cristo, Rey del Universo! ¡Oren por nosotros!
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