Lectio Divina para el 14/03/21, Domingo Laetare (4to Domingo del Tiempo Ordinario)
LEER
Jesús le dijo a Nicodemo: “Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que crea en él tenga vida eterna”. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que cree en él no será condenado, pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del único Hijo de Dios. Y este es el veredicto: que la luz vino al mundo, pero los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo el que hace maldad aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no queden descubiertas. Pero el que vive la verdad viene a la luz, para que se vea claramente que sus obras son hechas en Dios.
MEDITAR
“Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que crea en él tenga vida eterna”.
Cristo está presagiando aquí su crucifixión, pero todo su ministerio—incluida su muerte—es un ministerio de sanación. Así como las personas que miraron a la serpiente en el desierto fueron sanadas, todos los que miran a Cristo (o creen en él) son sanados. Lo que los hombres y el diablo pensaron para el mal, Dios lo usa para el bien. La serpiente tentó a Adán y Eva en el Jardín del Edén con el fruto del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, trayendo así el pecado al mundo. Más tarde, Dios usa la serpiente como símbolo de salvación. Cristo se convierte en fruto del Árbol de la Vida, que había sido custodiado desde la Caída. Su cuerpo trae vida eterna, y el árbol del que colgó (aunque sus verdugos estaban destinados al mal) se convierte en el mecanismo a través del cual ofrece curación y vida al mundo.
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna”.
Este versículo es tan conocido por la forma en que muestra el poder salvador de Dios, que la gente muchas veces ignora los criterios que Cristo menciona para tener vida eterna. La palabra “creer” no es sólo una mera formalidad. Es la condición. Santiago dijo: "La fe sin obras está muerta". Cristo está dando una fórmula para el éxito de la misma manera que un padre le diría a su hijo cómo lograr el éxito en cualquier cosa. Una vez que se da un regalo, es necesario utilizarlo. Un padre puede decirle a su hijo. “Te quiero tanto que te regalo mi guitarra, para que si practicas todos los días te conviertas en un gran guitarrista”. O: "Te amo tanto que te regalo el balón que me dio mi papá, así que si practicas lanzarlo todos los días te convertirás en un gran mariscal de campo". Los padres podrían comprar el equipo más caro o tutorías en un intento de que sus hijos aprendan algo, pero la práctica y la voluntad de su parte siguen siendo necesarias. Sin embargo, para la salvación, creer en Cristo no es lo mismo que simplemente creer que algún día serás un gran guitarrista. Creer es hacer, y se puede argumentar que lo mismo ocurre con todas las demás aspiraciones. Puedo creer que soy escritor todo lo que quiera, pero si esa creencia no me lleva a escribir, entonces mi creencia no tiene sentido. ¿Qué significa creer en Cristo? Dijo que conocemos un árbol por el fruto que da. Podemos afirmar que tenemos fe en Cristo, pero si esa fe no da fruto en nuestra vida, es una buena indicación de que no estamos poniendo nuestra fe en acción.
“La luz vino al mundo, pero los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas”.
Cuando dejamos a Dios fuera de los asuntos humanos, no sólo estamos dejando fuera la religión. Nos separamos de nuestra fuente de luz y Verdad. Cuando nos separamos de la Verdad, la persona, terminamos creando nuestra propia verdad basada en una comprensión humana oscurecida. Cuando Egipto se negó a escuchar a Dios, él les cortó la luz y los dejó en tinieblas durante tres días (Éxodo 10:21-23). La Luz es la Verdad. La palabra de Dios es lámpara para guiar nuestros pies (Salmo 119:105). La palabra de Dios es verdad, y la Palabra es Jesús. Jesús ilumina el camino con su palabra, la Biblia. Todos los títulos dados a Cristo arrojan luz sobre sus cualidades salvíficas. Por el pecado nuestra mente se ha oscurecido, pero Cristo viene y abre nuestros ojos. Por su vida, muerte y resurrección nos lleva a una nueva vida. Por su sola presencia entre nosotros, nos ofrece la salvación. Su naturaleza eficaz satisface nuestra necesidad de salvación como el agua apaga la sed del fuego.
“Pero el que vive la verdad viene a la luz, para que se vea claramente que sus obras son hechas en Dios”.
Cuando deseamos la verdad más que nuestro propio entendimiento, estamos dispuestos a que nuestras malas acciones sean expuestas. Estamos dispuestos, por ejemplo, a confesarnos o disculparnos con alguien, porque reconciliarnos con la Verdad es más importante para nosotros que proteger nuestro propio ego. Somos polvo y al polvo volveremos. Cristo está bañado en luz, como vemos en la Transfiguración. Él nos invita a compartir esta gloria y a compartir la vida eterna si simplemente creemos en él. Qué tontos podríamos ser si nos aferráramos a nuestros propios caminos.
ORAR
Querido Señor, estamos abiertos a la Luz. No viniste al mundo para condenarnos, sino para ofrecernos salvación. Llénanos con el don de la fe para que creamos en ti y seamos conducidos a la vida eterna por el Camino, tu Hijo Jesucristo. En su nombre oramos, Amén.
ESCUCHAR
Heredar la vida eterna es simple pero no fácil. Muchas veces, creer en Cristo requiere que simplemente nos salgamos de nuestro propio camino, lo cual puede ser difícil. Con Dios todo es posible. Pero tenemos que escuchar para que él haga sus maravillas en nuestra vida. ¿Qué te está diciendo Dios hoy mientras lo escuchas? ¿Cómo te está llamando a una fe más profunda?
David Kilby es un escritor independiente de Nueva Jersey y editor en jefe de Catholic World Report .
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