Lectio Divina para el 33º Domingo del Tiempo Ordinario
“Bien hecho, mi buen y fiel servidor”.
¿No son éstas las palabras que esperamos escuchar algún día en el cielo? Después de una larga vida peleando la buena batalla hasta el final, confesando nuestros pecados y entregándonos a Dios para que pueda usar nuestra vida para su reino, un cristiano fiel espera escuchar las palabras que el maestro de esta parábola les dirige a sus fieles siervos. ¿Hace esto que estos siervos sean seguidores ciegos y vanidosos que sólo quieren complacer a su amo y ser etiquetados como “buenos”? Si es así, sus corazones están en el lugar equivocado. Pero si sabemos de dónde vienen las gracias en primer lugar, lo que estamos viendo en esta parábola es un flujo constante de amor y gratitud entre el amo y los sirvientes.