¿Alguna vez te has preguntado por qué algunos católicos llevan un cordón marrón alrededor del cuello? Quizás pensaste que era un nuevo tipo de rosario, un recuerdo bautismal o un sacramental católico “de moda”. Pero no, todas estas suposiciones están lejos de la verdad. ¡Un escapulario es más que eso! y su evolución te sorprenderá.
Retrocedamos en el tiempo para descubrir de qué se trata esta antigua tradición.
Alrededor del siglo IX, un monje recibía el escapulario después de la profesión de votos, y pasó a ser conocido como "el yugo de Cristo" (iugum Christi) y "el escudo de Cristo" (scutum Christi). A lo largo de siglos, las órdenes religiosas adaptaron el escapulario básico según lo consideraron apropiado para ellas y, como resultado, tenemos una gran variedad de diseños, colores, formas y longitudes distintas.
Inspirado en la versión original, el escapulario que usan los laicos hoy en día está hecho de dos pequeños trozos de lana, conectados por un cordón o cinta, y cuelga por delante y por detrás. Algunos escapularios están hechos de diferentes materiales (metales preciosos) y representan devociones a La Virgen María , La Sagrado Corazón o San Benito . El más popular es el escapulario marrón, conocido como Escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo . El escapulario marrón fue revelado a un sacerdote carmelita, San Simón Stock, en el año 1251 d.C.
Con el tiempo, estos escapularios más pequeños fueron marcas de membresía en cofradías, grupos de laicos que se unían, adhiriéndose al apostolado de una comunidad religiosa y aceptando ciertas reglas y regulaciones. Sin embargo, popularmente no es necesario pertenecer a una cofradía para lucir uno.
Una de las principales razones por las que los católicos usan un escapulario hoy en día son las promesas que conlleva. Se les garantiza una protección especial, la amorosa intercesión de Nuestra Santísima Madre y una gracia especial en la hora de la muerte. Los portadores del escapulario no perecerán en el infierno, sino que ella los llevará al cielo el primer sábado después de su muerte.